¿Quién puede ser tan irresponsable?

  • ¿Quién puede ser tan irresponsable para sacarle una foto al documento y pasársela a un desconocido por algún canal?
  • ¿Quién puede ser tan irresponsable como para exponer a sus hijos a través de lo que se conoce como sharenting, esta capacidad que muchas veces tenemos los padres de compartir imágenes de nuestros hijos sin pensar?
  • ¿Quién puede ser tan irresponsable como para hacer eso?
  • ¿Quién puede ser tan irresponsable como para creer que se ganó un premio en el que nunca participó y solo porque el documento o el teléfono termina en cierto número se terminó ganando un millón de pesos?
  • ¿Quién puede ser tan irresponsable, tan descuidado, como para pensar que tiene que pagar para que le den un trabajo?
  • ¿Quién puede ser tan irresponsable como para quedarse adicto a un aparatito, a una pantallita, todo el día y todo el tiempo?

El peligro del “a mí no me va a pasar”

Sharenting y la exposición de los hijos

Phishing y estafas digitales

Adicción a la tecnología

La industria detrás del engaño

Cómo romper el ciclo

El principal síntoma o la principal puerta de entrada para ser uno de estos irresponsables, entre comillas, es pensar:

Les recuerdo que hay una lógica, una industria, un Zeitgeist, es decir, un signo de los tiempos, que nos genera este patrón. Nos genera este patrón oscuro en donde millones de personas, al mismo tiempo siendo víctimas de la situación, terminan siendo victimarios en la generación de contenido, en la generación de plataformas, en la generación de comportamientos, de lógicas, de hábitos que terminamos replicando.

El problema más grande de todos es la falsa sensación de seguridad. Pensar que estamos a salvo simplemente porque creemos que sabemos más que los demás. Porque creemos que nuestras precauciones son suficientes. Pero la verdad es que nadie está exento. Todos somos susceptibles a caer en las trampas del sharenting, el phishing, las estafas laborales y la adicción digital. La tecnología ha evolucionado de una manera que sabe cómo engañarnos, cómo atraparnos en su red.

Compartir fotos de nuestros hijos en las redes puede parecer inofensivo, pero estamos abriendo una puerta que no podemos cerrar. No sabemos quién puede ver esas fotos, cómo pueden ser utilizadas o qué consecuencias pueden tener en el futuro de nuestros hijos. Este hábito, aunque bien intencionado, puede tener repercusiones serias y duraderas.

La cantidad de gente que cae en estafas por internet es asombrosa. Ya sea el famoso “te ganaste un premio” o “necesitamos tus datos para verificar tu cuenta”, las tácticas de los estafadores son cada vez más sofisticadas. Creer que somos inmunes a estos engaños es el primer paso para caer en ellos.

Y ni hablar de la adicción a los dispositivos. Pasar horas y horas frente a una pantalla, esperando esa dosis de dopamina que nos dan las notificaciones y los “me gusta”. Nos convertimos en esclavos de nuestros teléfonos, y eso nos aleja de la vida real, de nuestros hijos, de nuestras responsabilidades.

Hay una industria completa dedicada a mantenernos enganchados. Desde las redes sociales hasta los juegos móviles, todo está diseñado para capturar nuestra atención y no soltarla. Nos bombardean con contenido, nos envuelven en ciclos de recompensas variables y nos mantienen siempre esperando más. Esta lógica no solo nos atrapa a nosotros, sino que también convierte a los creadores de contenido en cómplices, perpetuando el ciclo de adicción y consumo.

Romper este ciclo no es fácil, pero es posible. Requiere conciencia, educación y, sobre todo, acción. Hablar con nuestros hijos sobre los peligros de la tecnología, enseñarles a ser críticos y a proteger su privacidad. Revisar nuestras propias prácticas y hacer cambios cuando sea necesario. Y, quizás lo más importante, recordar que no somos inmunes. La precaución y la vigilancia constante son nuestras mejores herramientas contra estos peligros.

En definitiva, ser responsables no es solo una cuestión de intención, sino de acción continua y consciente. La próxima vez que te encuentres tentado a compartir una foto, a hacer clic en un enlace sospechoso o a pasar horas frente a una pantalla, recuerda: todos somos vulnerables, y la mejor defensa es estar siempre alerta.

  • “A mí no me va a pasar nunca”
  • “A mí no me va a pasar porque yo soy precavido”
  • “A mí no me van a engañar”
  • “Porque yo no voy a perder nunca mis contraseñas”
  • “Porque yo le enseño a mis hijos cómo tienen que usar los celulares”
  • “Porque yo hablo con mis hijos todo el tiempo“